La trataban como una esclava y la obligaban a mendigar hasta tal punto que le pegaban en la cabeza con palos para que, al salir a mendigar, llorase y diese más pena a las personas que pasaban por allí.
Anabelle tenía el síndrome de Crouzon, una enfermedad genética rara conocida como disostosis craneofacial congénita que provoca malformaciones en el cráneo y la cara. Causa la fusión prematura de los huesos del cráneo lo que lleva a malformaciones de la cara, consiguiendo que los ojos se le salgan hacia afuera impidiendo que los cerrase.
Su aspecto hizo que la niña fuese la estrella que más dinero conseguía para la mafia.
La sacaban a mendigar con otra víctima de la mafia, una mujer a la cual habían quemado para dar más pena. Anabelle consiguió ser rescatada a los cinco años por una organización llamada Kalipay Negrense Foundation que se dedica a salvar a niños de las mafias.
Un voluntario de la organización, Gonzalo Erize, se encargó de todos los cuidados que necesitaba la pequeña después del rescate. Necesitaba ser operada de urgencia y recibir un tratamiento dental por una grave infección en toda la boca. Cuando la pequeña ganó peso, se le realizó la operación, que salió muy bien y le permitió seguir creciendo.
Actualmente, es una niña sana y convive en la fundación con otros niños. Va al colegio y le encanta su nueva vida.
Debemos ser conscientes de que hay muchísimos niños que se encuentran en una situación tan horrible como la que vivió Anabelle y que fundaciones así son esenciales para la liberación de estos niños que caen en manos de la mafia.