No importa cuán difícil se vuelva la vida. Si tenemos la compañía de un tierno perrito a nuestro lado, todo se vuelve más fácil y llevadero. Esto es algo que comprendió este hombre después de quedar sin hogar. Anthony Rogers es un artista especializado en pintura que enfrentó una serie de dificultades económicas y perdió su hogar.

Siempre contó con la ayuda de algunos familiares y amigos, pero lo único que verdaderamente elevó su ánimo fue su amistad con un perrito: Bobo. Desde que conoció a Bobo, se convirtieron en mejores amigos. A pesar de que Anthony no siempre tenía lo necesario para alimentarse tres veces al día, hacía lo que fuese necesario para asegurarse de que a su perrito nunca le faltara nada.

Anthony y su perro viven en la ciudad de Memphis, en los Estados Unidos.

Desde entonces, han compartido una hermosa vida juntos y todos los reconocen en la calle por su gran amistad. Lamentablemente, un día las cosas tomaron un giro inesperado. Anthony se despertó y no encontró a Bobo en ninguna parte. Recorrió toda la zona y lo buscó en sus parques favoritos, pero no había rastro de él.

Desesperado, Anthony incluso repartió panfletos con la imagen de Bobo.

Comenzó a sentirse muy solo y a preocuparse por el paradero del perrito. Acudió a sus amigos en busca de ayuda. En caso de que alguien lograra identificarlo, proporcionaron el número de teléfono de un amigo de Anthony para que él pudiera enterarse de cualquier información. Después de varios días sumamente dolorosos, recibieron la llamada que tanto habían esperado.

Bobo estuvo extraviado durante poco más de dos semanas.

Los rescatistas de Memphis Animal Services lo vieron en la calle y no dudaron en llevarlo a su refugio para darle algo de comida. Fue entonces cuando uno de los empleados lo reconoció por los avisos y llamó de inmediato. Anthony se dirigió a toda velocidad, ansioso de reencontrarse con su leal amigo. Por suerte, este hermoso momento fue capturado en un video y allí podemos ver ese gran amor entre Bobo y su humano.

La Fundación Utopia Animal ayudó a Anthony con un saco de comida, una correa, desparasitantes y hasta un microchip.

En cuanto el perrito se dio cuenta de que Anthony había llegado a buscarlo, se dirigió a él a toda velocidad y comenzó a saltar de alegría. No podía contener su emoción, así que le daba besos, lo abrazaba y movía su cola de un lado a otro. Anthony tampoco podía dejar de sonreír, y ambos se daban todo el cariño del mundo.

La Fundación Utopia Animal aseguró que recibiría a Bobo de manera completamente gratuita cada vez que fuese necesario.

No hay duda de que se extrañaron mucho durante esas difíciles semanas. Ahora, este hermoso perrito podrá continuar su vida con su buen amigo Anthony.

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